sábado, 30 de julio de 2011

ARTURO ÀLVAREZ BALANDRA

ARTURO ÀLVAREZ BALANDRA
Nombre: Arturo Álvarez Balandra 
Ocupación: Docente



















Cuando inicié mis estudios no tenía el hábito de la lectura. Soy profesor de educación física, en esa especialidad no es habitual leer. Empecé a desarrollar el hábito por la lectura a partir de que estudié la carrera de psicología en la UNAM. Leía básicamente por requerimientos de orden académico y después por interés particular. Ya en mi nuevo proceso de formación académica recurrí o a las bibliotecas o compraba  los libros. No me gusta leer en fotocopias, por estar mal de la vista me cuesta trabajo, prefiero comprar los libros.
Aunque no tengo formación filosófica el adentrarme cada vez en lecturas más complejas me ha da dado un hábito, una autoridad lectora. Me ha posibilitado acceder a textos originales y ya no tanto a interpretaciones de los mismos, lo que ha permitido crecer en términos del conocimiento filosófico y hermenéutico y comprender que cada quien va estableciendo sus estrategias. Que no hay reglas, ni recetas para apropiarse de cierto tipo de información. Creo que la lectura es una vía de comunicación y de diálogo.
  Hoy  en día una persona que no lee está desprovista de una condición básica que tiene que ver con el desarrollo de esta sociedad pero también con la capacidad  de desarrollarse como persona, si tu no lees no tienes acceso a ningún tipo de información; la mayoría de la información se da a través de la lectura, si tu entras al internet parte importante del lenguaje que utiliza es la lectura. El problema es que los alumnos lo que hacen es copiar y pegar, pero no lo leen, al no leer ni siquiera se enteran de lo que están poniendo ahí. De repente unas cosas están en presente otras están en pasado y otras en futuro. De repente aparece un lenguaje rebuscado de alto  nivel  que no corresponde con el que vienen manejando  en el resto del trabajo.
Si bien no soy enemigo acérrimo de internet como tecnología aplicada a la educación, si creo que empobrece la lectura. Cada vez es menos el discurso escrito y mucho más lo que se supone que lo que se lee. A eso me refería cuando afirmé que los alumnos de bachillerato y licenciatura copian y pegan y ni siquiera lo leen. No creo que la tecnología por si misma sea un mecanismo que favorezca la generación de gente lectora. La lectura es un hábito que se desarrolla desde la infancia y mucho tienen que ver los ambientes familiar y escolar. Y para que se lleve a cabo debe haber interés.



viernes, 29 de julio de 2011

RAÚL ANZALDUA ARCE


RAÚL ANZALDUTA ARCE

Nombre: Raúl Anzalduta Arce
Ocupación: Docente












uno aprende a leer en la medida que escucha como lee el otro. La lectura en voz alta es fundamental. A mí me entusiasmaba cómo leían mi mamá y mi papá. Eran buenos cuenta cuentos, eso me ayudó mucho  para iniciarme en el hábito lector. Recuerdo que los primeros libros que leí fueron novelas abreviadas para niños con ilustraciones. Ahí leí a  Julio Verne: Viaje al centro de la tierra, Viaje a la luna, Veinte mil leguas de viaje submarino, entre otras.
Con el paso de los años fue importante para mí la obra de Mario Benedeti y por supuesto la de Julio Cortázar. En cuanto a libros vinculados con mi formación profesional Freud me parece trascendental, además de Castoriadi y Klein. Me interesa el psicoanálisis y eran psicoanalistas. Aprendí de la lectura de ellos todo lo que sé sobre el proceso psíquico. No puedo dejar a un lado a Foucoult, después que leí Vigilar y castigar, ya no pensé igual.
Estoy convencido que la lectura de libros nos humaniza. Creo que el uso indiscriminado de medios tecnológicos es un riesgo para la lectura. Para el pensamiento crítico. Hay mucha basura en internet, lo que se fomenta es una cultura del video más que de la lectura. Poco se ha hecho para articular la lectura con la tecnología. Aunque en realidad me confieso tradicionalista al respecto. Un libro es un libro. Gran deleite sin duda.



jueves, 28 de julio de 2011

SAMUEL ARRIARRAN CUELLAR


SAMUEL ARRIARRAN CUELLAR


Nombre: Samuel Arriaran Cuellar
Ocupación: Filósofo










De niño me gustaba leer pero era pura curiosidad. No me gustaba la escuela me gustaba leer. Mi padre tenía una biblioteca y a veces nos leía en voz alta. Eso era importante  porque ayuda a agudizar el oído y  a sensibilizarse en el lenguaje no es lo mismo leer en silencio que leer en voz alta. Recuerdo que mi padre nos  leía poesía y nos obligaba a memorizar y si no memorizábamos nos pegaba con un palo.
Cuando crecí  busqué los libros por mí mismo. Leía todo  lo que llegaba a mis manos. Leía y no entendía pero seguía leyendo. Poco a poco uno me fui apoderando de la lectura. Comencé a entender. En mis años de infancia no recuerdo que me haya impresionado un autor, ya de joven y en mis años de estudiante en la universidad si me atrapó la obra de un filósofo español de nombre  Adolfo Sánchez Vázquez. Me cambió la vida de tal forma que desde entonces percibo el mundo, la realidad  de una manera más filosófica. Fue una revelación: me di cuenta que sin la ayuda de otra persona no iba a lograr nunca llegar a ser yo mismo o a pensar por mi cuenta.  Los textos del maestro Sánchez Vázquez me ayudaron a conocerme a mí mismo.
Desde la adolescencia la lectura ha sido una actividad diaria, algo que no puedo dejar de hacer. Es como el pan. El pan cotidiano. Una especie de religión o de oración cotidiana. No puedo estar sin leer porque en la lectura me concentro. Es cuando estoy solo conmigo mismo y cuanto más siento placer por estar conmigo la lectura. Como la música la lectura es algo que me hace sentir bien con la vida en una época, en una sociedad donde todas son malas noticias puras desgracias. En ese contexto la lectura es un refugio para enfrentar esa realidad tan horrible
A mí me sucede eso pero, ojo, no debemos sobrevalorar la lectura. Lo que es agradable para mí no tiene porque serlo para todos. Para otras personas hay cosas mejores que la lectura dentro del cine o la música. La lectura no es la única manera de formarse no es la única manera de conocer. Por eso estoy contra las políticas de promoción de la lectura. Creo que lo único que provocan es alejar a la gente de la lectura, de los libros,  por considerarlo como algo obligatorio. La lectura en los libros no es la  única manera con la que uno se va a relacionar en la vida. ¿A poco leen los campesinos? No necesitan libros, eso de las políticas públicas, las políticas de gobierno de promover la lectura son un fracaso. No sirven para nada
Considero que lo conveniente es no obligar a leer a nadie. Hay que dejar que la gente solita se dé cuenta de que los libros son útiles, pero no en el sentido pragmático.  Los libros no son como tractores o fabricas. Los libros son para sentir placer, mientras  no se promueva esa cultura de que los libros son para divertirse, para el placer, no habrá política que dé resultado. La mejor manera de promover la lectura, sobre todo en los niños, es darles lecturas que sirvan para que disfruten, si los niños aprenden a disfrutar de la lectura, ya de adolecentes, de jóvenes y de adultos nunca van a dejar de leer.
Si  alguien descubrió que la lectura no es algo obligatorio, que no es para sufrir ni para aprender nada, pues nunca va a dejar la lectura. La harán un habito no una tortura.

miércoles, 27 de julio de 2011

ANA CORINA FERNÀNDEZ ALATORRE

ANA CORINA FERNANDEZ ALATORRE

Nombre: Ana Corina Fernandez Alatorre
Ocupación: Maestra UPN, UNAM, Investigadora, asesora de distintos organismos, nacionales e internacionales sobre formación ciudadana.













Yo no me acerque a la lectura, la lectura vino mucho después por que antes llegó el juego con la escritura; mi familia venía de muchas guerras tratando de sobrevivir, entonces no había muchos libros en casa. Cuando se huye, los libros pesan mucho. Y había pocos. Había uno de Rabelais con ilustraciones. Había otro de literatura inglesa con poetas ingleses. Para mí no significaba mucho pero sí recuerdo haber visto las imágenes de una colección del abuelo del National geografic. Ahí tuve la primera imagen de otra forma de ser mexicano. El primer indígena que vi fue en una imagen del National geografic.
Mi primer acercamiento con la lectura fue físicamente doloroso. Mi mamá era directora de una escuela bilingüe y yo tenía que demostrar antes que los otros que yo sabía leer en inglés y en español a los 4 años. Y toda la angustia de mi madre por perder el trabajo estaba en mi cabecita, cada vez que me equivocaba había cocotazos, lo que más dolía, ahora lo sé, era el miedo que tenía mi mama y con ese miedo me pegaba en la cabeza. Entonces, entre que no había libros, y que leer era algo doloroso y angustiante la lectura no llegó así de agradable.
Mi familia había vivido en varios países, mi padre había sido combatiente y lo que tenían era mucho que contar, muchas anécdotas, algunas chistosas; otras de enseñanza de sobrevivencia, otras de hambre, otras de miedo, y otras terribles.  Lo que yo escuchaba eran historias. Veía a mi padre una vez por semana y me contaba historias que él inventaba  y esas historias podrían durar semanas. Había un ogro, por ejemplo, que iba cavando un pozo y cada vez se encontraba  un mundo y era un mundo que contar cada semana. Ese tipo de historia tienen que ver, creo, con su condición de tras terrado, era refugiado español. Quería cavar su pozo y ver si por ahí llegaba a España, que sé yo.
Entonces, primero fueron las historias y la lectura. Muy chiquita inventé mi alfabeto, hacia cuadernitos con historias escritas con ese alfabeto y las vendía. Terminé haciendo libros para niños y además soy de la generación de los cuentos por la radio y los comics.
Creo que la lectura no está separada de la vida y cada quien la asume de distintas manera. Hay distintos tipos de lectura en uno mismo: hay una lectura que se hace para nosotros y hay una lectura que se hace para uno mismo;  hay una lectura que se hace para inventar mundos porque cuando uno lee una cosa es lo que escribe el autor y otra cosa los mundos que se crean cuando uno lee; y hay una lectura para reparar heridas y otra para construir y otra para descubrir y hay mas, muchas más. A mí me sirve la lectura para reparar, para construir, para sentir, para entender, para perdonar, para seguir viva

martes, 26 de julio de 2011

ELIZABETH HERNÁNDEZ


ELIZABETH HERNÁNDEZ

Nombre:Elizabeth  Hernández


Ocupación: Docente










La lectura es una actividad derivada de la tecnología de la escritura y en primera instancia  tiene la función de formar a un ser humano mediante el lenguaje. La lectura sirve para formar una conciencia crítica, para abrir nuevos mundos, para forjarse una identidad individual colectiva. Estamos en un momento en que se está diluyendo la actividad de la lectura y hay que insistir en su importancia, en lo que se perdería si dejamos de leer, si solamente cultivamos las prácticas orales o solamente el uso de tecnología. Esa es mi preocupación, mi tema específico de investigación .Soy lectora de profesión y para alguien que trabaja de profesora en una universidad es una herramienta básica y si uno no lee no es profesor idóneo para una institución universitaria
Actualmente estoy leyendo textos literarios, narrativa y ensayo filosófico. Una parte por mi docencia otra por necesidades de investigación. Docencia e investigación se unen con el gusto y la inclinación.
Respecto a la interrogante de si somos un país lector, no podría ser tan tajante y decir que no leemos, lo que sé es que falta estímulo, desarrollo de la lectura. Algo que no se conseguirá vía internet. Por lo que he observado en los jóvenes que se están formando, ese medio no es una opción de consulta ni de lectura. Ellos buscan otras cosas que les ofrece internet, no los libros.

lunes, 25 de julio de 2011

OSCAR JESÚS LOPÉZ CAMACHO

OSCAR JESÚS LOPÉZ CAMACHO

Nombre: Oscar Jesús Lopéz Camacho
Ocupación: Docente














    


Entiendo que la lectura es un proceso que tiene que ver con activar diversas micro estrategias y hay que poner en juego las experiencias, los conocimientos, las lecturas previas que tiene uno sobre los textos mismos. Es un proceso complejo que implica no solo comprensión,  implica interpretación y valoración. Implica simplemente  acercarse por gusto por diversión por relajamiento, pero efectivamente es un proceso. Los que trabajamos en contexto académico solemos reducirlo a evaluaciones, comprensión de lectura, reactivos, trabajos etcétera. Lo interesante es ver cómo la gente procesa la información a través de la lectura.
La lectura sirve para relajarse, para obtener grados académicos, para entregar trabajos académicos, para ser evaluado, para tener un bagaje cultural sólido, para presumir, incluso para apantallar. Tiene diferentes funciones, depende el contexto en que uno actúe. En el caso de los académicos tiene que ver con valoración, evaluación  y evidentemente con crecimiento cognitivo intelectual. La lectura es parte de mi trabajo. Es indivisible. No puedo separarla de mí. No puedo pensar en mi trabajo sin leer.
Si se me preguntara un porcentaje aproximado del  100 por ciento de lecturas que yo hago en una semana, diría que un ochenta por ciento son lecturas académicas, del contexto académico laboral en que estoy: tesis, tesinas, proyectos, trabajos de los alumnos que hay que estar revisando, ejercicios. La lectura de textos periodísticos y la literaria la tengo un poco arrumbada. Otra forma de lectura que practico con mis alumnos es la lectura de los subtítulos de películas. Me gustan películas con subtítulos porque es una forma de presionarme a leer, leo imágenes y leo textos.
         Aunque suene extremo, me parece  que para que un ciudadano acceda a la lectura desde la más tierna infancia es necesario presionarlo para que lea textos trascendentes e inéditos para ellos. Ese aire paternalista de ciertas campañas difundidas por los medios en las que se se invitas a leer lo que sea, tienen un aire paternalista. Creo que nos ha dañado el hecho de invitar a leer “lo que la gente quiera pero que lea”. Que lean sólo lo que les guste. Es necesario formar lectores comprometidos con textos de mayor complejidad. Finalmente, un principio fundamental de la lectura es emparejar retos con habilidades, el reto  lectura debe ser parejo con la habilidad lectora que desarrollo hasta cierta edad y la vida lectora debe ser suficiente para cumplir con ese reto de lectura.

domingo, 24 de julio de 2011

MARIA DE JESUS LOPEZ CERVANTES


MARIA DE JESUS LOPEZ CERVANTES

Nombre: María de Jesus Lopez Cervantes


Ocupación: Docente

















Apenas y me acuerdo de un libro que leía de niña y que me impactó: El camino del oro, que habla de una región en Perú donde hay oro, pero no lo sacaban de las minas, sino más bien el oro era como piedritas pero iban en el rio, entonces, la gente recolectaban el oro y lo trabajaban en una forma muy artesanal.  Lo que me gustó de ese libro era el trayecto que hacían para llegar a ese lugar que se encontraba entre montañas.  La narración tan detallada era fascinante.
Diversos autores se han convertido en fundamentales para mí. De Benedetti me gusta tanto su poesía como su prosa. Pedro Páramo y El llano en llamas de Juan Rulfo me proporcionaron en su momento lecciones de vida. Como pedagoga creo que la lectura es un insumo necesario y básico tanto en textos académicos como literarios. Leyendo profundamente hay libros y autores que te marcan.          Independientemente de mi gusto por la lectura, la entiendo como algo necesario para mi profesión. Para mí, la lectura no es un entretenimiento sino un afecto formativo. En mi desarrollo profesional la lectura me ha llevado profundizar en el vínculo que tienen pedagogía y literatura.
Uno de mis retos consiste en diseñar un programa de pedagogía que incluya la literatura como algo necesario, como algo que le va a permitir al profesional de la educación formarse de manera más completa. Que le dé la posibilidad  de pensar que la literatura no es un relleno y que se convenza de que por medio de la literatura va a aprender muchas otras cosas que le pueden servir para su transformación como ser humano.

sábado, 23 de julio de 2011

DAVID MAGAÑA FIGUEROA

DAVID MAGAÑAFIGUEROA
Nombre: David Magaña Figueroa
Ocupación: Docente de la Universidad UPN y UNAM


















En casa, revistas y libros formaban parte del paisaje cotidiano. Comics como Supermán, Batman, Archi, La pequeña Lulú, Susy, secretos del corazón, Aventuras de Walt Disney, Lágrimas y Risas, Memín Pingüin o mis favoritos Joyas de la mitología, Tradiciones y Leyendas de la Colonia y La Familia Burrón eran material diario de lectura. En pocos días se formaban montañas de papel que mami Lolis, mi abuela materna, llevaba a vender a un local cercano al mercado Escandón donde alquilaban cuentos – a los comics se les conocía como cuentos o historietas-. Era  agradable ver leyendo, en el interior de la accesoria, a personas de diversas edades sentadas en pequeñas sillas de mimbre. Corrían los años 70.
             Otro tipo de publicaciones estaban al alcance de mis manos y de mis hermanos, aunque el mínimo descuido en su manipulación: arrugarlas, doblar una hoja, llenarlas de saliva con el dedo al cambiar la página o rayarlas traía como consecuencia castigos extremos. Eran las revistas de culto paterno: Barbarella de Jean Claude Forest, Vampirella de Frank Frazetta, Friz the cat, de Robert Crumb y American Splendor, obra que creó con Harvey Pekar. La colección completísima de Heavy metal, plataforma de lanzamiento de Boris Vallejo y, por supuesto, Mad, donde me enloquecían Spy vs Spy y los minúsculos dibujos de Sergio Aragonés a los costados de las páginas.
            Estaba a punto de ingresar a secundaria cuando leí a Verne: Veinte mil leguas de viaje submarino y La vuelta al mundo en 80 días. Continué  con una versión abreviada e ilustrada del Quijote y seguí con Las mil y una noches. De esa época recuerdo que repasaba sin descanso mi antología de literatura: El galano arte de leer, misma que terminó deshojada por su uso. Sería pretencioso afirmar que interpretaba  los textos leídos. No. Eran lecturas lúdicas que iban formando un hábito. Hábito que me convirtió en lector.

jueves, 21 de julio de 2011

MARÍA LUISA MURGA


 MARÍA LUISA MURGA




Nombre: María Luisa Murga
Ocupación: Profesora















Mis padres no me leían en voz alta. Quizá alguna vez mi mamá nos leyó, pero poquito. En realidad estaban ahí los libros, entonces  mi hermana y yo nos acercábamos a éstos. Creo que la experiencia de inducir a los niños a la lectura en voz alta. Es rico escuchar a otro que nos lea sobre todo cuando tiene esa especie de sentimiento para con lo que está leyendo, lo que provoca que nos acerquemos a los libros.
En ese sentido, la lectura para mí es una aventura, una especie de recreación de uno mismo. En la lectura me reconozco para reconocer a los otros. Leer es una ventana para mirar las cosas de otra manera que a veces estabas mirándolas desde tu ombligo y te das cuenta que puedes mirarlo de otra manera y que ayuda.
La lectura ayuda a que te recrees. Al recrearte te reconoces, te encuentras y reconoces a los otros. Un libro es una ventana para mirar las cosas de otra manera que a veces estabas mirándolas desde tu ombligo y te das cuenta que puedes mirarlo de otra manera. Estoy convencida que para motivar a la gente a leer, no debes obligarlos a leer en el sentido de ponerles largas listas de libros supuestamente “indispensables”, como lo hacen los maestros de secundaria o prepa. En ocasiones, con el afán de orientarlos a la lectura, los obligamos a leer libros que ni nosotros hemos leído o bien digerido bien. Creo que el buen lector se hace por gusto, por placer, probando. De otra manera con compañas excesivas y un machacar acerca de las virtudes que tiene ser buen lector, que por supuesto las tiene, perderán el interés, los alejaremos.
A la lectura se llega por motivación, por supuesto, pero también por elección, por gusto. Sin imponer, respetando el momento intelectual que la persona vive.

miércoles, 20 de julio de 2011

ALONSO RAMIREZ SILVA

La lectura sirve para conocer, para viajar, para perder el tiempo, para hacerla a un lado también, para descubrir cosas que de alguna otra manera no puedes descubrir, para reconocerte a ti mismo como ser humano y sepas quien eres, para ver quiénes son los demás y para escaparte de la realidad. Entonces, leer va a depender del ocio.
La lectura nos transforma, nos hace ser más humanos, nos hace ser más sensibles a las cosas que nos rodea, aunque a veces no sé si esto funcione siempre porque hay textos que son de por sí muy sensibles
Ahorita estoy leyendo una novela policiaca, soy un lector que no distingue, que lee de todo. Trato de diversificar mis textos, me gusta lo que estudio, principalmente si son libros de psicología, lingüística, antropología, de historia; es decir, me gustan mucho los textos académicos pero a la par me gustan los textos literarios. Así por ejemplo leo libros de Piaget o de Cortázar.  Me agradan las novelas históricas de Carpentier o las de Vargas Llosa, por ejemplo La fiesta del chivo, que trata sobre  un dictador que duró 30 años en el poder, texto en el que hay, desde mi punto de vista, una especie de confluencia de lo que es el estudio de la historia y la ciencia literaria.
Acerca de las estadísticas de si somos un país lector, éstas no me parecen una forma muy adecuada de saber si hay un país lector o no lector. En la universidad se dice que los estudiantes no leen y bueno no leen ciertos estándares pero si leen, es más yo cuando hice un trabajo sobre la lectura en la universidad, hay quienes se la pasan leyendo todo el tiempo, no leen por obligación, pero si leen por gusto, la falta de habito de la lectura no es algo congénito, si los estudiantes no leen no es porque estén destinados a no leer, yo digo que es mucho la labor de los maestros de que sus alumnos lean o no.
Considero que para crear el hábito lector es conveniente leerles a los niños desde la infancia. Aunque tampoco podemos afirmar que a quien no se le lee desde niño sea por cualquier razón, ya está perdido. Los seres humanos cambiamos, a veces somos muy lectores y a veces  poco lectores. Confieso que en vacaciones no agarro ni un libro, ni el periódico, ni siquiera el letrero del camión leo. No quiero. También tenemos derecho a no leer. Entonces, hay trayectorias, hay historias que tienen las personas en relación con la lectura. Así hay quien es muy buen lector. En mi caso a lo mejor hubiera leído más, pero afortunadamente descubrí el tesoro de la verdad.

martes, 19 de julio de 2011

XAVIER RODRÍGUEZ LEDESMA

XAVIER RODRÍGUEZ LEDESMA


Nombre: Xavier Rodríguez Ledesma


Ocupación: Docente







Mi familia era de lectores. Siempre hubo libros.  Era muy fácil acercarse a esos artefactos tan raros que son  los libros.  Uno siempre los tenía a y en la mano. Tal vez no se podía tener dinero para muchas otras cosas pero cuando se trataba de libros se hacia el esfuerzo y se compraban.
A final de cuentas creo que la pasión por la lectura se pega, se contagia y una de las formas más eficientes es la lectura en voz alta. De hecho si uno revisa la historia de la lectura, cuando aparecieron los primeros libros impresos por Gutemberg y compañía, el pueblo no sabía leer y los pocos que lo hacían se paraban frente a las factorías o en lugares públicos a leer en voz alta.
Posteriormente así funcionó la aprehensión de este hábito en términos familiares en términos de  pequeños núcleos sociales. En la actualidad los adultos jefes de familia juegan un papel fundamental en la motivación que genera en interés y hábito por la lectura a partir de leer en voz alta.
En el desarrollo de mi vida diferentes autores han influido en mí, el primero fue Kipling. Leerlo hacía que me sudaran las manos, bastaba con posar la mirada sobre la tinta para que la emoción me desbordara. Ya más adulto, cursaba maestría, me aproximé con dedicación y todo detenimiento a comprender la obra de Octavio Paz. Esa decisión me modificó, me significó y me hizo entrar a pensar y a reflexionar horizontes intelectuales, estéticos, filosóficos, etcétera, mucho más amplios que los que yo hasta ese momento había abordado. Paz marcó mi desarrollo intelectual, me hizo más sensible.
De aquí vamos a lo siguiente: no necesariamente el que leas mucho te hace una buena persona, una cosa es ser sensible y otra cosa ser buena persona. Ese es un mito. Sabemos que en el mundo, que en el país hay muchos gandayas de los que se dice que si leyeran se les quitaría lo tontos porque aprenden y que además serian buenas personas. No es cierto: hay gente que es muy culta y que lee mucho y que son auténticas cucarachas humanas. Entonces es falso que mediante el acto de leer, inmediatamente, consigues algo positivo. Lo positivo es que probablemente, con el tiempo y las lecturas, se puede tener esa capacidad de sensibilidad.