jueves, 21 de julio de 2011

MARÍA LUISA MURGA


 MARÍA LUISA MURGA




Nombre: María Luisa Murga
Ocupación: Profesora















Mis padres no me leían en voz alta. Quizá alguna vez mi mamá nos leyó, pero poquito. En realidad estaban ahí los libros, entonces  mi hermana y yo nos acercábamos a éstos. Creo que la experiencia de inducir a los niños a la lectura en voz alta. Es rico escuchar a otro que nos lea sobre todo cuando tiene esa especie de sentimiento para con lo que está leyendo, lo que provoca que nos acerquemos a los libros.
En ese sentido, la lectura para mí es una aventura, una especie de recreación de uno mismo. En la lectura me reconozco para reconocer a los otros. Leer es una ventana para mirar las cosas de otra manera que a veces estabas mirándolas desde tu ombligo y te das cuenta que puedes mirarlo de otra manera y que ayuda.
La lectura ayuda a que te recrees. Al recrearte te reconoces, te encuentras y reconoces a los otros. Un libro es una ventana para mirar las cosas de otra manera que a veces estabas mirándolas desde tu ombligo y te das cuenta que puedes mirarlo de otra manera. Estoy convencida que para motivar a la gente a leer, no debes obligarlos a leer en el sentido de ponerles largas listas de libros supuestamente “indispensables”, como lo hacen los maestros de secundaria o prepa. En ocasiones, con el afán de orientarlos a la lectura, los obligamos a leer libros que ni nosotros hemos leído o bien digerido bien. Creo que el buen lector se hace por gusto, por placer, probando. De otra manera con compañas excesivas y un machacar acerca de las virtudes que tiene ser buen lector, que por supuesto las tiene, perderán el interés, los alejaremos.
A la lectura se llega por motivación, por supuesto, pero también por elección, por gusto. Sin imponer, respetando el momento intelectual que la persona vive.

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