La lectura sirve para conocer, para viajar, para perder el tiempo, para hacerla a un lado también, para descubrir cosas que de alguna otra manera no puedes descubrir, para reconocerte a ti mismo como ser humano y sepas quien eres, para ver quiénes son los demás y para escaparte de la realidad. Entonces, leer va a depender del ocio.
La lectura nos transforma, nos hace ser más humanos, nos hace ser más sensibles a las cosas que nos rodea, aunque a veces no sé si esto funcione siempre porque hay textos que son de por sí muy sensibles
Ahorita estoy leyendo una novela policiaca, soy un lector que no distingue, que lee de todo. Trato de diversificar mis textos, me gusta lo que estudio, principalmente si son libros de psicología, lingüística, antropología, de historia; es decir, me gustan mucho los textos académicos pero a la par me gustan los textos literarios. Así por ejemplo leo libros de Piaget o de Cortázar. Me agradan las novelas históricas de Carpentier o las de Vargas Llosa, por ejemplo La fiesta del chivo, que trata sobre un dictador que duró 30 años en el poder, texto en el que hay, desde mi punto de vista, una especie de confluencia de lo que es el estudio de la historia y la ciencia literaria.
Acerca de las estadísticas de si somos un país lector, éstas no me parecen una forma muy adecuada de saber si hay un país lector o no lector. En la universidad se dice que los estudiantes no leen y bueno no leen ciertos estándares pero si leen, es más yo cuando hice un trabajo sobre la lectura en la universidad, hay quienes se la pasan leyendo todo el tiempo, no leen por obligación, pero si leen por gusto, la falta de habito de la lectura no es algo congénito, si los estudiantes no leen no es porque estén destinados a no leer, yo digo que es mucho la labor de los maestros de que sus alumnos lean o no.
Considero que para crear el hábito lector es conveniente leerles a los niños desde la infancia. Aunque tampoco podemos afirmar que a quien no se le lee desde niño sea por cualquier razón, ya está perdido. Los seres humanos cambiamos, a veces somos muy lectores y a veces poco lectores. Confieso que en vacaciones no agarro ni un libro, ni el periódico, ni siquiera el letrero del camión leo. No quiero. También tenemos derecho a no leer. Entonces, hay trayectorias, hay historias que tienen las personas en relación con la lectura. Así hay quien es muy buen lector. En mi caso a lo mejor hubiera leído más, pero afortunadamente descubrí el tesoro de la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario