viernes, 5 de agosto de 2011

ALBERTO MANGUEL

ALBERTO MANGUEL

Nombre: Alberto Manguel
Ocupáción: Escritor





Si no se apresura, si no lee más rápido que antes de Cristo, si no valora lo superficial, si no consume, si está solo ¿a quién le sirve un lector? Al sistema económico no, está claro”.
Siempre han suscitado toda clase de temores: temor al arte de resucitar un mensaje, temor al espacio secreto entre un lector y su libro, y de los pensamientos engendrados, temor al lector individual que puede, a partir de un texto, redefinir el universo y rebelarse contra las injusticias.
Un consumidor tiene que tener como característica no pensar; ser superficial, valorar lo breve, lo inmediato, todas ellas contrarias a lo que requiere la lectura.
Pensé que me hacía falta un capítulo sobre la lectura electrónica, y después me di cuenta que lo que escribía por la mañana, ya era viejo por la tarde.
            Quieren vender tecnologías a toda costa. Dicen que el impreso es anticuado, que debe desaparecer y dar paso sólo a los virtuales, pero ese es un discurso de comerciantes, no de intelectuales.
Mediante la lectura de caracteres debajo de la superficie se desarrollan funciones visuales relacionadas con el volumen y la perspectiva, mientras que la lectura sobre la superficie, en el papel, exige del cerebro funciones parecidas al pensamiento. Concebir y pensar son funciones esenciales, necesarias y complementarias: necesitamos concebir el mundo a través de imágenes y necesitamos pensar el mundo a través de palabras.
Un lector que, en Una historia de la lectura, se compara con Aristóteles, Virgilio, María Magdalena o Borges. ¿Humildad o arrogancia? Creo que los lectores, una raza olvidada, relegada a un rincón de la sociedad, recuperemos el orgullo de ser lectores y que recordemos que , aunque individualmente somos oscuros y desconocidos, formamos una congregación universal de un poder incalculable.
*Tomado de “Periódico Reforma” miércoles 21 de Septiembre de 2011 pp.21

No hay comentarios:

Publicar un comentario