lunes, 1 de agosto de 2011

FERNANDO SAVATER


FERNANDO SAVATER


Nombre: Fernando Savater
Ocupación: Escritor









yo soy de los que creen que todo libro es, a su modo, mágico. Considero que en el ya antiguo rito de la lectura siempre hay algo de conjuro y brujería.
            Tenía razón Carly-le cuando respondió a la dama altanera que tomaba como vacua palabrería las obras Voltaire,  Rousseau y demás enciclopedistas: ¿Ve usted esos libros, señora mía? Pues la segunda edición de cada uno de ellos se encuaderno con la piel de los que se habían burlado de la primera.
El acto de leer, como el acto sexual, puede ser efectuado en busca de muy diversas recompensas subjetivas, pero en sí mismo tiene como objetivo natural la reproducción de su especie.
            La comprensión a fondo de cualquier gran libro parece suscitar que lo prolonguemos o refutemos en  otro comentario escrito, periódicos y revistas, con todos los rasgos específicos que se les deben reconocer, pertenecen más al gremio de los libros que al de cualquier otro tipo de expresión o información. Este tipo de periodismo es sin duda –Y no debe nunca dejar de ser- un género literario, lo cual no quiere decir que pertenezca el área de la ficción, sino a esa otra ya mencionada de la interacción entre escribir y leer.
            Leer no es lo mismo que ver imágenes: el primer ejercicio impone un proceso de abstracción de las emociones, un preservativo forzoso de reflexión, por tenue que sea, ante la conmoción vertiginosa de los sucesos.
            Hasta en el peor de los casos, leer es ya una forma de pensar, mientras que las imágenes por sí solas se limitan tumultuosamente a estimular maneras de sentir o padecer.
            Lo malo es que esta aceleración televisual contagia también a la lecrtura de los periódicos, que deja de ser lectura y se transforma en simple ojeada, pasando vertiginosamente por encima de los titulares par remansarse sólo durante breves segundos en la fotografías, en los anuncios y en los comics. El periódico se reduce asi a simple hecho “visual”, como las telecronicas, en lugar de ser ante todo un fenómeno intelectual, aunque de carácter tan transitorio y episódico como la actualidad misma.
            Leer un periódico, incluso el peor de los periódicos, es dar el primer paso para escapar de lo que hipnotiza y atonta, gracias al más antiguo ejercicio que distingue entre cultura y barbarie.
*Tomado de “Diccionario Filosófico” pp. 186-191

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